Mañana, viernes, el Club Puerto Pabla cumplirá 100 años. Por ello, en este jueves de #TBT queremos recordar la historia de este vecindario colonial destacado por la solidaridad de sus habitantes.
En la cotidianeidad de la época colonial, la actividad de cortar madera para convertirla en leña dio paso a la formación de uno de los barrios más emblemáticos de Lambaré: Puerto Pabla. En esta nota, te contamos parte de la historia de este vecindario que se caracteriza por la solidaridad de sus habitantes.
De hecho, algunas de las maneras que emplean los habitantes del barrio Puerto Pabla para demostrar la solidaridad que los caracteriza es la creación de ferias de emprendedores y la organización de actividades para asistir a los enfermos de la comunidad. Precisamente, la amabilidad entre vecinos fue uno de los motores que impulsó el desarrollo de una de las comunidades más emblemáticas de Lambaré.
De «Puerto Raja» a «Puerto Pabla»
Edgar Farías, director de la institución educativa Próceres de Mayo, reside en el barrio Puerto Pabla hace más de 25 años. En su proceso de formación docente, escribió el libro Táva Lambaré Rembiasakue en el que relata, a partir de las experiencias de los pobladores más antiguos de la zona, la historia de su localidad.

En este sentido, Edgar Farías comentó a Lambaré Mbarete que «este barrio anteriormente no se llamaba así. Se lo conocía como Puerto Raja. En época de la conquista, era el lugar donde se alzaban maderas. Todo esto era monte. Entonces, se cortaban (las maderas), se hacían metros y rajas de estas. Raja era el pedazo de madera que se utiliza para poder hacer leña. En honor a eso, la zona se llamaba Puerto Raja».
La denominación actual del barrio se debe a una de una de sus habitantes más renombradas: Juana Pabla Carrillo, quien era esposa de Carlos Antonio López y madre del Mariscal Francisco Solano López. «La calle que se llama Carretera de López era la vía por donde venían Carlos Antonio López y el Mariscal Francisco Solano López cuando venían a visitarla. En Asunción, ellos tenían una casa y la señora vivía acá, en Puerto Pabla. Luego de que falleció la señora, se cambió el nombre del barrio y se le denominó de esa forma en honor a Pabla Carrillo», mencionó Farías.
Según el docente, en el barrio Puerto Pabla se ubicaba una gran hacienda, donde se realizaban plantaciones de mandarina, pomelos y otras frutas. De hecho, los trabajadores de este predio fueron los primeros habitantes de la zona.

«De acuerdo con lo que me contaron los antiguos pobladores, en el barrio existían como tres casas grandes. Una de ellas era la hacienda de los ‘Moggioli’, donde se hacían plantaciones de mandarina, pomelos y más. Venía la gente de los Bañados a trabajar en estas casas comunales. Ellos eran los empleados y, a medida que iba pasando el tiempo, se quedaron por acá. La zona se iba poblando de a poco, con las personas que venían a trabajar de los Bañados», refirió Farías.

Con el avance del tiempo, en la década de 1930, los pobladores utilizaban la Línea 1 para desplazarse hasta Asunción o los burros con el propósito de transportar sus mercaderías. «La gente venía a dormir y se iba a su trabajo en la Línea 1, que pasaba cerca de lo que es ahora la Comisaría 16. Ahí, se daba la vuelta la única línea que pasaba a las 6:00. Llegaba hasta el mercado. De ahí, venía otra vez el mismo colectivo a las 11:00. En ese interín, todos ya tenían que tomar el colectivo. Los que tenían mercaderías que llevar se iban en burros. Ese era el transporte, además de las carretas. Actualmente, todavía vive en la zona una burrerita: Ña China», manifestó el director.
Ejemplo de reconstrucción

El barrio Puerto Pabla no solo constituye un ejemplo de solidaridad, sino también de perseverancia. A lo largo de su historia, sus pobladores se han enfrentado a varios obstáculos como, por ejemplo, la tormenta de 1957 que los obligó a reconstruir los puntos más emblemáticos de la zona.
«En el año 1957, vino una tormenta grande y derribó varias casas y la escuela, que fue construida entre 1933 y 1935», explicó el poblador de la zona.
Así, el director comentó que la vicaría Niño Salvador del Mundo corrió con la misma mala suerte, pues también fue destruida durante aquel temporal. No obstante, gracias a la colaboración de los pobladores, se logró la reconstrucción de estos puntos de referencia.
Lea más: Vecinos solidarios lambareños organizan la «Expo Feria Puerto Pabla».
«Esa Iglesia se volvió a construir gracias a la señora ‘Juanita’, que era una renombrada docente de la zona. Se derrumbaron 57 casas cuando vino la tormenta y todo se reconstruyó. La iglesia actual se hizo con piedras traídas del Yacht y Golf Club, que era un cerro. Ellos (los habitantes) se iban en canoa para recoger las piedras y usarlas en la construcción. Para que la Escuela pueda ser construida, se utilizó el Karanda’y de Lapango, proveniente del lado argentino. De eso se construyó la escuela»
El deporte en Puerto Pabla

Por otro lado, la señora Emilia Miranda de Ortiz, aunque actualmente vive en el barrio San Isidro, nació en Puerto Pabla y allí tuvo la oportunidad de ocupar lugares de importancia en los ámbitos deportivo como la presidencia y tesorería del Club Puerto Pabla y formar parte de la Liga Lambareña como síndico.
De hecho, Miranda comentó que “cuando fui presidente del Club Puerto Pabla fue fantástico porque insté a levantarse a toda la juventud del barrio para que se levante otra vez nuestra institución y así trabajamos. Yo a la mañanita ya llevaba mi comida para vender ahí para sobrellevar nuestros gastos, porque muchas veces no teníamos como club cómo pagar las cuentas, entonces nosotros de eso sacábamos”.
De esta manera, el Club Puerto Pabla se fue levantando con varias mejoras, principalmente en el área edilicia, ya que se realizaron arreglos a la cancha, se pusieron murallas e incluso se construyó un vestuario para los árbitros, según explicó la señora Emilia.
“Hicimos todos juntos el trabajo y así con todos mis vecinos y hermanos de Puerto Pabla todos me ayudaron y levantamos estuvimos dos años trabajando en Puerto Pabla, gracias a Dios, dejamos en alto nuestro club. Era muy lindo, porque casi todos somos parientes en Puerto Pabla. Nosotros somos la familia Miranda, después con Martínez y los Ovando, somos todos parientes y así, como familia, tratamos de levantar todo” manifestó la exdirigente deportiva.
Así también, mencionó Miranda que fue tesorera del Club Puerto Pabla y, por haber llevado bien las cuentas, le llamaron para ser síndico de la Liga Lambareña de Fútbol.
Vecinos claman salud y seguridad
Por otra parte, en la actualidad los vecinos mencionan que tienen muchas necesidades como barrio, pero principalmente en el ámbito de la seguridad y la salud.
“Es una zona bastante insegura, hay que ser realista en eso. Muy insegura, pero a pesar de eso hay mucha gente buena y trabajadora dentro de lo que es Puerto Pabla, está creciendo cada día más”, explicó Farías.
De hecho, afirmó que forma parte de una Comisión Vecinal Fomento de Puerto Pabla, cual ya está legalmente reconocida, debido a que con un grupo de vecinos vieron las necesidades que tiene el barrio.
“Lo que necesitamos como barrio es la atención a la salud, porque solo tenemos la parte de odontología. Pero, queremos solicitar un dispensario médico que valga la pena en Fomento. Ese dispensario médico, que está a lado del Liceo Militar Acosta Ñu, nos gustaría que vuelva a hacer funcional y que haya profesionales del área de pediatría, porque tenemos muchísimos niños. Nos gustaría tener ahí por lo menos tres especialidades: pediatría, odontología y clínica. Igualmente, calculamos hacer una caseta policial y solicitar una subcomisaria. Por todo esto estamos luchando hoy en día”, mencionó el docente.